Había una vez un niño. Su nombre era Sergio. Sus ojos eran azules, sus churritos eran dorados, cuando el sonreía – todo se ponía alegre a su alrededor. Para sus padres, él era su adoración y ellos le permitían todo. Su vecino, el Señor Basilio frecuentemente los regañaba por eso: “¡Vosotros lo vais a malcriar! ¡Engreimiento no es amor! ¡Él crecerá como un árbol insensible!”
Pero los padres de Sergio no lo escuchaban: no importaba lo que la gente decía, su hijito era el mejor. Y su hijo que por fuera era amigable con todos pero cuando nadie lo veía comenzaba hacer diferentes pillerías: mofarse del perro, halarle la cola al gato o tirarle la piedra al pájaro. Y después hasta su cortesía se hizo selectiva: él entendió que sus padres lo iban a amar de todos modos y sin vergüenza ninguna comenzó a ser rudo y caprichoso.Mientras se hacía mayor Sergio, peor se hacían sus cosas. El dolor ajeno no le importaba para nada, solo pensaba en sí mismo, todo lo que él quería lo trataba de recibir enseguida. Pero igual él era una persona muy agradable para todos; solo el vecino Don Basilio les decía a sus padres: ´´Con la forma que lo criaron se buscaron un problema – un hijo con un corazón de madera.´´ Y ellos ya entendían que si había verdad en esto pero igual discutían, defendiendo a su hijo querido.Y sucedió un día que Sergio se enfermó y a tal punto que fuerzas para molestar ya no tenía. Cuantos doctores lo revisaron pero no había ningún sentido en eso. Los padres le trajeron un cura. Ellos no eran creyentes pero ellos harían cualquier cosa, para ayudarle a su hijo querido. Además ellos lo bautizaron cuando él era un bebé; les dijeron aquella vez en el templo que su hijo iba a tener un Ángel guardián a partir de ese momento. Pero le era difícil para el Ángel, más sin embargo cada año alrededor de Sergio aparecían más y más demonios, ellos ya lo consideraban uno de los suyos.El anciano llegó donde el enfermo Sergio con regalos: una cruz, una imagen, agua bendita, un libro, el cual se llamaba ´´El Nuevo Testamento´´ y le ordenó leer oraciones en la mañana en vez de los remedios. El Ángel Guardián se puso contento y los demonios hicieron chillidos, estaban descontentos. Una vez que el sacerdote se fue, el joven comenzó a retar a su madre y a su padre, porque le trajeron al cura. ´´Mejor me hubieran llamado a un vidente, – dijo. –El seguramente me hubiera curado.´´No alcanzó a decir esto cuando se puso peor Sergio, salió su alma del cuerpo y apareció ante Dios y Dios le dijo como que si no lo reconoció: ´´Era otro niño, que se parecía a Mi.´´ Él lo dijo así para que Sergio, se pusiera a pensar y se avergonzara. Solo que el joven se olvidó que era la vergüenza… Y los demonios comenzaron enseguida a gritar: ´´¡Él es nuestro! ¡Nuestro!´´ – ´´Si él es vuestro, llévenselo´´ – les respondió Dios y regresó el alma en el cuerpo para darle la oportunidad a Sergio para mejorar. Ya que mientras el alma se encuentra en el cuerpo, la persona siempre tiene esa oportunidad de cambiar.Pero Sergio pensó que era gracias a los demonios que él regresó a su cuerpo y con sus pensamientos se dirigió hacia ellos, que les iba a rendir culto, si es que su enfermedad se desvanecía. Y eso era lo que esos demonios necesitaban precisamente, ellos lo estaban esperando hace rato – en ese instante ellos se apoderaron de todos sus pensamientos y sentimientos. El anciano se enteró que el enfermo se mejoró; llegó donde él y el joven, se arrancó la cruz, la tiró junto a la imagen, regó el agua y rompió el libro.´´¡Vete de aquí! – le gritó, – ´´¡fuera, padre maldito!´´ Se desapareció el anciano como una nube y con él todos los objetos sagrados profanados, no llegaron a caer sobre la tierra, se convirtieron en palomas blancas. Y el joven en vez de esos objetos puso sobre su anaquel la estatua de Mefistófeles. Lloró el Ángel Guardián y se alejó de él.Los demonios le prometieron a Sergio, ya que él fue muy obediente con ellos, regresarle su salud. Comenzaron ellos a conjurar sobre él y empezó Sergio a sentir un vigor y una fuerza extraordinaria. Y después su cuerpo se convirtió en un árbol delgado; las hojas de él se hicieron verdes y jóvenes. Toda la gente alrededor estaba muy contenta con él, lo admiraba, todos solo pasaban hablando sobre su belleza y frescura. Sergio se hizo más salido que antes pero ni siquiera se dio cuenta que se había convertido en un árbol.El arbolito parecía ser bello pero las palabras que salían de él, no placía escuchar. Cualquier palabra era blasfemia, insulto o algún tipo de maldición; mencionaba a Dios cuando se debía y cuando no se debía.Y al parecer sus cosas no le iban tan mal: se consiguió un trabajo no pesado para trabajar sábados y domingos; el resto de los días solo pasar descansando.Y tuvo él amigos de ese tipo, que no se entendía si eran hombres o mujeres; sus amiguitos eran de la misma calaña y se hicieron ellos como uno solo con Sergio. Y se llamaban ellos Orgullo, Pereza, Gula, Borrachera, Impureza, Tacañería, Robo, Mentira y muchos más parecidos a ellos. Y todos ellos lo instigaban a una nueva lascivia.El joven boto a sus padres y a todos sus amiguitos los instaló en su casa. Estaba él parado al lado del Orgullo fumando y alardeando de sus hazañas. Justo estaba pasando su vecino Don Basilio cerca, el cual desde la niñez de Sergio le decía la verdad en su cara. El comenzó a hacerlo sentir avergonzado porque trató de esa manera a sus padres. Y el Orgullo le dijo al joven: ´´¡No me digas que tú te vas a estar aguantando esto!´´ – ´´¡No voy a aguantar!´´ – dijo eso; cogió y lo golpeó al vecino. Él se cayó de una mala manera y se pegó en la cabeza con una piedra. Se acercaron ellos donde él pero el hombre ya estaba muerto. Enseguida Mentira llegó: ´´Aunque él no tenga familia, no sería bueno que él esté aquí tirado. Tenemos que esconder el cadáver, – dijo, – en el pequeño hangar del otro vecino.´´ Así fue como ellos lo hicieron. Ahí también había una moto nueva la cual a Sergio le gustó mucho. El llamó a la Impureza para que le ayudara a llevarla, mientras nadie los estaba viendo. Se quedaron ellos solos en el hangar y de repente le gustó ella muchísimo al joven. ´´Y qué más da que yo tengo una amistad con su marido – el Señor Borrachera, – pensó él. – ¡Da igual, porque él es nadie!´´ Y comenzó a besarla y ella no se resistió. Y después de eso no se olvidaron de llevarse la moto.Comenzó después Sergio a pedirles consejos a sus amiguitos como deslingarse de la responsabilidad y no devolver la moto. Y esos amiguitos le dijeron todos juntos: ´´¡Tu denuncia a ese vecino, al cual le cogiste la moto en la policía! ¡Igual el cadáver está en su hangar!´´ Así fue como el hizo. Al culpable lo han detenido y para el verdadero criminal esto fue una alegría.Comenzaron ellos a celebrar pero Sergio ya no estaba mirando a la Impureza, sino que estaba mirando a la Pereza y no le importaba que su esposo el Señor Gula estuviese sentado al lado, igual mientras él se pasaba comiendo, no se daba cuenta de nada. Y pensó: ´´¡Que buena elección yo hice aquella vez con los demonios – nada me afecta! ¡Y todo me sale perfecto!´´ Y los amigotes estaban que se divertían con Sergio hasta un instante y después le dijeron: nos hicimos tan cercanos a ti, que ya no podemos vivir sin ti. Y comenzaron ellos a roer el árbol y hacerle huecos uno más grande que el otro. Los dolores de Sergio se hicieron agudos; no sabía él que hacer y de los huecos le comenzaron a salir culebras. Comenzó a tener mala fama ese árbol terrible, las serpientes salían de sus huecos y mordían a las personas que pasaban. Todos empezaron a rebasar ese lugar. Y el joven seguía sin entender que es lo que estaba pasando y pensó: ´´¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Por qué todos comienzan a huirme? No puede ser que se hayan enterado de lo que le pasó al vecino. ¿O de pronto se enteraron lo de mis padres?´´ Se acordó él; entonces de aquel anciano, al cual él lo ofendió y pensó: ´´Si él estuviera aquí, me hubiera ayudado de pronto.´´ Y el anciano justo estaba pasando al lado…Los amigotes en el instante que lo vieron al anciano, se le clavaron a Sergio y de una manera que nunca en su vida él había sentido ese tipo de dolor. Pero el dolor lo iluminó: el se dio cuenta en que se ha convertido, se acordó de todas sus acciones terribles, se puso muy apenado pero encontró el joven las fuerzas de pedir el perdón al anciano, previo a pedirle ayuda. ´´¿Para qué pedirme ayuda a mi? ¡Tú pídeles perdón a Dios y a tu Ángel Guardián! Y lo más importante que confieses lo que has hecho. ¡Y vete a pedirles el perdón a tus padres y a tu vecino!´´ – le dice el anciano. Por primera vez en su vida Sergio rezó con las lágrimas en sus ojos y enseguida apareció a su lado el Ángel Guardián. Él abrazó llorando a su protegido: ´´¡Muy tarde ya!´´ Pero el anciano estrictamente le dijo así: ´´¡Nunca es tarde de arrepentirse! Pero es poco pedir solo perdón – mucha maldad le trajeron a la gente inocente esas serpientes que viven dentro de ti. Y para destruirlas hay solo un camino: si es que tú mismo le pides a Dios, que Él con Su fuego las queme. Pero te advierto que te quemarás tú junto con ellas.´´Se puso a llorar Sergio por la vida que estaba llevando (especialmente después de que él ya lo entendió todo) que le parecía peor que la muerte. Le rezó él a Dios y enseguida le cayó un rayo; quemó el árbol y con él a todas las serpientes que vivían dentro de él. Lo que daba pena es que los amiguitos de Sergio lograron huir, eran a tal punto asquerosos que un solo rayo no los iba a poder destrozar así no más – eso no eran unas serpientes comunes. Se fueron ellas a buscar en quien meterse ahora – ya no podían ellas vivir por su cuenta solo sabían vivir de parásitos. Y el Ángel le preguntó a Dios: ´´¿Cómo así? ¿Recién se arrepintió Sergio y enseguida se murió? ¿Eso es justo?´´ Dios no le respondió nada pero vio el Ángel que a su lado estaba parado un joven maravilloso; en el cual él reconoció a su protegido y lo llamó ese joven a los Cielos. ´´A mí hasta Don Basilio me perdonó.´´ – le dijo él alegremente al Ángel.
Y los padres se acordaron que su hijo como en un sueño hace dos días les vino a pedir perdón. Y antes de eso en la policía hizo una confesión, le pidió perdón al vecino calumniado y enseguida se desmayó. El policía, era una persona experimentada, lo quedó viendo e inmediatamente dijo: ´´El joven no va a sobrevivir. No va a poder resistir hasta el juicio. Tenemos que llevarlo al hospital.´´ Pero mandó al grupo de operaciones detrás de sus amiguitos pero ellos ya se desaparecieron ayer mismo: en cuanto ellos vieron que el joven estaba hablando con un sacerdote viejo con lágrimas en sus ojos, inmediatamente entendieron que él se salió bajo su influencia; que iba a confesar y se fueron a otra provincia. Los mandaron a buscar y a capturar pero todo sin resultados. Sergio murió muy pronto de cáncer en el hospital que le afectó varios órganos en un mismo instante y los últimos días de su vida estaba sufriendo de alucinaciones. Y ahí los padres lo vieron a su hijo muerto iluminado como él nunca lo ha sido en su vida. Y tuvieron en sus corazones paz con tranquilidad.
El Árbol Pecaminoso
20.05.2016
Книги отца Михаила (Чепеля)